miércoles, 25 de noviembre de 2009

La Prensa escrita agoniza


Con mucho interés e inquietud sigo a través de Google el constante debate de autorizados analistas, empresas consultoras, periodistas, intelectuales, economistas, empresarios y críticos en general centrados en responder un tema sumamente crucial que estremece este siglo global: el destino final al que parece está llegando la prensa escrita, la tradicional, la de papel, la que leían nuestros abuelos y nuestros padres, la de nosotros, y que adquiríamos en el quiosco de la esquina.
El importante semanario londinense The Economist publica un artículo por demás funesto: "¿Quién mató al periódico?" , señalando, con cifras y encuestas contundentes, la espectacular caída que en los últimos años viene mostrando la circulación de los diarios en Estados Unidos, Europa, Australia, Nueva Zelanda y América Latina. La Revista parisina de gran prestigio, brillo académico y tradición, Le Monde, precisa que esta picada en la distribución de la prensa escrita es en un 17,7 % en los diez últimos años.
El Pais, el periódico de mayor influencia en España y que por muchos años mostró un tiraje exitoso, anuncia que afronta serios problemas financieros derivados fundamentalmente en la baja circulación.
Por su lado, Liza Groos, una de las plumas más prestigiosas de The Miami Herald, diario de enorme tiraje y presencia en La Florida, y el de mayor cobertura latinoamericana, considera que la desaparición de los diarios de papel no será en su totalidad; en todo caso, el formato y el modo en la producción de las noticias establecido en la prensa tradicional no será dejado de lado. Sin embargo, la empresa que edita el diario, McClatchy Corporation, ha anunciado el plan de eliminar 1,600 puestos de trabajo, un equivalente al 15% de su fuerza laboral.
Ya desde 2007, los propietarios del San Francisco Chronicle, el principal diario del norte de California, se vieron obligados a efectuar un dramático despido hasta por una cuarta de su plantilla laboral, unos 400 trabajadores. El Chronicle se enfrenta ahora a una insalvable pérdida de ingresos por publicidad y un descenso ininterrumpido en el número de lectores, algo que sus dueños ya no pueden solucionar con recortes laborales.
The Washington Post, periódico de notable prestigio y presencia en Estados Unidos, admite la enorme crisis que desde hace tiempo asfixia a la empresa; en cambio, se resiste a aceptar el mortal diagnóstico, afirmando que el proceso no es tan acelerado como especulan otros medios de información.
Pero al mismo tiempo leo que The New York Times, por referirnos ya al periódico más poderoso y emblemático de Estados Unidos, y uno de los de mayor influencia en el mundo, acaba de efectuar un despido masivo de sus trabajadotres, un hecho sin precedentes en un diario de tal solidez económica. Incluso, se ha visto en la necesidad de vender su edificio, el The New York Times Building, un imponente y reluciente rascacielo de cristal y acero ubicado en la octava avenida, entre las calles 40 y 41 del centro de Manhattan.
Con tal radical medida, y otras que viene efectuado, el Times busca afrontar una elevada deuda de por encima del US$ 1,000 millones y la grave crisis de liquidez por menores ingresos en publicidad que le viene afectando.
Finalmente, la Asociación de Periódicos de Estados Unidos (Newspaper Association of America), acaba de emitir un angustioso comunicado: los desempleos de sus trabajadores se han incrementado en un número alarmante del 18% in crescendo desde el 2004, en tanto que las ventas de periódicos durante este tercer trimestre experimentan una nueva caída, del 10,6%.
En términos globales, la prensa escrita puso a la venta alrededor de 44 millones de ejemplares diarios menos que en cualquier momento de la década de 1940.
¿A qué debemos esta sombra apocalíptica que recorre rápidamente y oscurece cada vez peor el futuro (presente) de todos los periódicos del mundo?
Con la reciente catástrofe sufrida por el sistema financiero mundial, que hizo desplomar todos los negocios y todas las actividades empresariales del mundo, no es dificil entender que la crisis arrastró igualmente a la prensa escrita por acción del llamado efecto dominó. Y que primero tocó fuerte el mercado de la publicidad, su principal fuente de recursos.
Sin embargo, y sin que la antedicha observación deje de ser del todo válida, todos los analistas coinciden en señalar que el centro gravitante de la crisis histórica por la que atraviesa la prensa escrita, y que, al parecer, está determinando su definitiva e inexorable extinción, está focalizado en otro ámbito: el internet, adonde se ha trasladado toda la información y toda la publicidad de los diversos ámbitos del comercio, el trabajo, la vida en general.
El internet ha operado un cambio drástico en el mundo desde el año 2,000: en los hábitos en que la gente hoy obtiene y lee noticias, en la forma como se culturiza, entretiene, busca empleos, ofrece y vende productos de consumo, se comunica, interrelaciona, y hasta decide su vida. Los periódicos tradicionales, acostumbrados a un modelo de ingresos muy abundante, se ven ahora relegados por una competencia fortísima y aplastante como el internet, adonde el usuario puede acceder gratis.

"Estamos en un periodo de gran incertidumbre, de miedo, y necesitamos mucha visión", comenta Colón, un observador de una prestigiosa consultoría. Es el miedo al cambio, a un nuevo mundo, a una nueva era.
Como anota Thomas Friedman, el prestigioso experto en política internacional y economía, autor del formidable libro La Tierra es Plana, "las empresas, igual que los individuos , necesitan de una estrategia para apañárselas en un mundo que se está aplanando...Todos queremos crecimiento económico, pero nadie quiere el cambio...Si quieres crecer y florecer en un mundo plano, más te vale aprender a cambiar y ponerte a favor de la nueva situación".
No se trata, pues, de levantar muros frente al cambio operado por el internet; cambios que en verdad conllevan ventajas, pues los recortes en la prensa crean enormes oportunidades para los periodistas emprendedores, que pueden comenzar nuevas comunidades 'online' para cubrir los lugares, materias y problemas que quedan sin cubrir debido a los recortes.
En esta hora de revolución en la electrónica y la informática, quien no está en internet, no existe en este mundo.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. muy buena obsevación tuya sobre este tema y la alternativa que le das a los periodistas con las nuevas comunidades "online", pero,que pasara o que pasa con los trabajadores de las imprentas,los editores y de las factorias en general que estaban vinculados con los periodicos y que fueron afectados por los recortes, tendran tambien comunidades "online" ? o les tocaara vivir en una "tierra mas plana" junto con Thomas freidman.Creo que ahora vas ha tener que consultar con él "capitan america" o al "apra", te dejo esa tarea. HAPPY THANKSGIVING DAY LOS QUIERO MUCHO BYE ALBERTO

    ResponderEliminar