miércoles, 22 de julio de 2009






Crónicas de New York:

Barnes & Noble

*Building: Bookstore
*Lugar : Nueva York
*Tema : Crónica
*Año : Invierno del 2008
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En la isla de Manhattan, dentro de ese inmenso bosque de rascacielos antiguos y modernos que, en electrizantes juegos de luces y mágicos colores, se ofrecen al mundo toda clase de sueños y negocios, se alza sobriamente, en el cruce de la 17 street con la 5th avenue, frente a Union Park y a diez bloques de Time Square, un antiguo building de inconfundible corte victoriano, de color grisáceo, bajo cuyos toldos verdes pende un letrero: "Barnes&Noble", Bookssellers.


Se trata, a no dudarlo, de la más impresionante, compacta y nutrida bookstore de Nueva York, la mayor cadena de librerías que lector alguno puede conocer, frecuentar y disfrutar como en ninguna otra parte del mundo.


De Lima me vine con el recuerdo fresco de mi favorita Crisol, al pie del Cine Alcázar, en San Isidro, y la ubicada cerca de mi casa, en el primer nivel del Jockey Plaza de Monterrico, adonde los viernes por la noche, escapando de los chicos, solíamos refugiarnos con Charo, como en un mundo aparte, regocijándonos a nuestro regalado gusto con nuestras infinitas lecturas.


Pero hablar de Barnes & Noble es referirse a un verdadero coloso en la venta de libros. Apenas uno ingresa por sus puertas giratorias, se ve impactado por sus grandes ambientes y atractivas instalaciones que, a través del primer, segundo y tercer piso, van descubriendo al público sus imponentes, finas e interminables galerías de libros, de todas las materias y todas las especialidades. !Un deslumbramiento, como entrar en la gruta de los tesoros!.


Sin embargo, es en el ambiente del tercer piso, en las mesitas cercanas a los mostradores del "Starbuck Coffee", en donde yo he creado mi espacio. Ahí suelo llegar alegre y muy entusiasta, como a una ansiosa cita de amor, todos los sábados, desde la primera hora de la mañana en que la abren. Y ahí, habiendo previamente seleccionado una montaña de libros de distintas materias, y motivado por un aromático cappuchino recién salido de la máquina y un noble y croissant , entre notas y apuntes, no paro hasta las cinco de la tarde, en que Charo, alegre y cariñosa, me da el encuentro a la salida de su trabajo en la cadena de Hoteles Hilton de Manhattan.


En Lima, mi carrera de abogado y mi pasión por las ciencias jurídicas, me exigieron, con innegable deleite, adquirir y frecuentar especialmente libros de la materia. Ahí ha quedado en Monterrico, esperando por mi regreso, mi copiosa y rica biblioteca que era mi orgullo y mejor galardón académico. Hoy, al no poder llevar en este país esa vida que tanto añoro, he aprovechado con creces para avanzar en la ciencia, literatura, historia, política y, en general, en todo tema de interés social actual. La ventaja de vivir en Estados Unidos, entre muchas otras cosas, es que le abre a uno el panorama. Y la Barnes&Noble ofrece el lugar y el ambiente perfectos.


En los últimos tiempos veo mucho interés en el público lector por buscar libros relacionados con la amenaza que representa, cada vez más fuerte, el calentamiento del globo terráqueo. Desde hace unas semanas me he embarcado en la lectura de una obra que lleva un título ciertamente escalofriante: La venganza de la tierra-la teoría de Gaia y el futuro de la humanidad-, escrita por el prominente meteorólogo y preocupado ambientalista británico James Lovelock, cuya hipótesis visualiza la tierra como un sistema autorregulado. Una información científica de indudable valor cultural, y verdaderamente apocalíptica.

Estoy terminando el libro, y cada vez salgo más convencido de que a la tierra hay que verla, no como propiedad del hombre, sino como un ser vivo cuya salud nos conviene ayudar a cuidar.


Al explorar los anaqueles del segundo piso, en el área destinada a Libros en español, adonde llego a ver las novedades de autores latinos y de los propios llegados de España, es emocionante toparse con autores nuestros: Mario Vargas Llosa al frente de todos, ocupando un anaquel completo con toda su vasta y afamada producción literaria: "La ciudad y los perros", "La casa verde", "La guerra del fin del mundo", etc..Están los libros de Alvaro Vargas Llosa, Jaime Bayly y del criollo y siempre amenísimo Alfredo Bryce Echenique, cuyas anti-memorias ("Permiso para sentir") estoy por terminar.

Recuerdo uno de esos sábados haber saltado de alegría al descubrir, tímidamente escondido, un libro de formato pequeño que con tanto deleite leí en mis días de joven universitario: la portentosa novela de Ciro Alegria El Mundo es Ancho y Ajeno, pero que al dejarla en Lima no pude leer nuevamente en este país. Gustoso la volví a comprar con la emoción contenida.

Además de libros, la Barnes & Noble es una excelente tienda de cd de toda clase de música, siendo fabulosa la inmensa variedad que existe en el primer piso sobre Rock y Pop: The Beatles, Elvis, The Doors, Rolling Stones, James Brown, etc. Es para pasarse todo el día colocándose los audífonos y deleitarse con todos los líderes del rock rememorando temas tan lindos que hicieron vibrar nuestra tierna adolescencia, sin que necesariamente uno deba comprarse nada.


Pero el área que más me cautiva es indudablemente el de películas en formato de cd, que se muestran igualmente en el primer piso. No hay película, por antigua que sea, que no se pueda encontrar. Hasta hoy me he traido al apartamento varios clásicos: Ben Hur, Rebelde sin causa, Easy Rider, Lo que el viento se llevó, la saga de El Plantea de Los Simios, un formidable video sobre Woodstock, etc.


El sábado último le sorprendí a Charo con una super romántica que hizo llorar a las chicas de los 70's: Love Story, protagonizada por la bellísima Ali MacGraw y Ryan O'Neal. Terminamos viéndola esa misma noche en nuestro apartamento de Harrison, animados de un peruanísmo vino Queirolo y con una carnosa pizza pepperoni que Carolina ordenó a delivery. Para mi decepción, Charo no lloró. Peor mi hija Carolina, quien, aburrida de la trama, al parecer muy lenta para esta época y en Estados Unidos, se retiró a su compu y, para contentarnos, nos dijo: "Me llaman cuando la chica se está muriendo, ¿ok?".


La Barnes&Noble ofrece todo eso y es más. En el corazón del capitalismo mundial, en que la vida corre a ritmo vertiginoso y sin tiempo para nada, dominado por un consumismo arrollador, crea un mundo verdaderamente aparte, una suerte de invernadero, donde la formación humanística que provee el mundo mágico de la lectura está muy bien preservada.


Al salir de ese paraiso artificial, con el cuerpo todavía aletargado por las lecturas del día, ya con Charo de la mano nos encaminamos a lo largo de toda la 5th avenue, muy animados con los comentarios de mis lecturas y sus anécdotas y chismes del día, con dirección a Time Square, a buscar por ahí un sitio estratégico y bonito. Y es que nada es más fascinante que estar viendo el mundo pasar desde algún cafetín ubicado en ese ángulo electrizante de empinados y larguísimos rascacielos, que, con sus encendidas luces de neón, espectaculares imágenes de tv, gigantescos spots y anuncios hollywoodenses, nunca dejan de hipnotizarnos y no terminan jamás de cautivarnos.

Nueva York, primavera del 2008.